Investigadores de la Universidad de Fudan buscan descifrar las inscripciones en huesos oraculares
Una fotografía de grupo del personal del Centro de Investigación sobre Clásicos Excavados y Paleografía de la Universidad de Fudan en Shanghai. [Foto cedida a China Daily]
Si se quiere desmitificar una civilización antigua, decodificar el lenguaje y la escritura de esa época es una parte inevitable del trabajo porque suele proporcionar la visión más clara de la historia y la evidencia de la vida diaria.
En China, un grupo de paleógrafos ha dedicado mucho tiempo y esfuerzo a resolver el misterio de las inscripciones en huesos oraculares, que representan la forma de escritura china más antigua conocida. Entre ellos se encuentran el profesor Chen Jian, el científico Jiang Yubin y el investigador adjunto Xie Mingwen del Centro de Investigación sobre Clásicos Excavados y Paleografía de la Universidad de Fudan en Shanghai.
Dirigido por el paleógrafo Qiu Xigui, el centro goza de una reputación estelar entre sus pares y su trabajo atrajo la atención de la comunidad sobre este tema poco conocido.
En enero, Chen y Xie fueron reconocidos por el Museo Nacional de Escritura China por su interpretación de los caracteres de las inscripciones en huesos oraculares. El premio se suma a uno que Jiang recibió en 2018 por un valor de 100.000 yuanes (14.000 dólares) por confirmar y explicar el significado de un único carácter de un hueso oracular recién descubierto.
“Hay aproximadamente 160.000 piezas de huesos oraculares en total esparcidas por todo el mundo, de las cuales alrededor de 80.000 fueron clasificadas y dadas a conocer al público”, señaló Jiang. “Si tuviéramos que compilar un diccionario de caracteres de huesos oraculares, necesitaríamos incluir entre 3.500 y 4.000 caracteres; hemos confirmado alrededor de 1.160”.
Desde que se descubrieron las primeras inscripciones en huesos oraculares en 1899, la investigación de estos preciosos materiales ha sido incesante.
Unos huesos oraculares con inscripciones desenterrados en las ruinas de Yinxu en la ciudad de Anyang, provincia de Henan. [Foto de WANG KAIHAO / CHINA DAILY]
Las inscripciones halladas en 1899, en las ruinas de Yinxu en la ciudad de Anyang, provincia de Henan, demostraron la existencia de la dinastía Shang (siglos XVI-XI a. C.). Más tarde se determinó que el sitio era la ubicación de la última capital de Shang.
Grabadas en huesos de animales y caparazones de tortuga, las inscripciones de 3.300 años de antigüedad, utilizadas para adivinar y registrar sucesos importantes, son muy significativas para comprender la civilización china.
Las ruinas de Yinxu fueron inscriptas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2006. En 2017, las inscripciones en huesos oraculares se incluyeron como parte del programa Memoria del Mundo de la UNESCO.
Los restos descubiertos en Yinxu aportan evidencia de la historia antigua de la escritura y el idioma chinos, creencias ancestrales, sistemas sociales y eventos históricos importantes, todos considerados de excepcional importancia universal, según la UNESCO.
“Uno de los mayores desafíos de la investigación de las inscripciones en huesos oraculares es la dificultad para acceder a los materiales originales”, sostuvo Chen. “Antes se necesitaba dinero para comprar los huesos. También podía ser extremadamente difícil conseguir muestrarios de calcos de huesos, y ni hablar de realizar investigaciones”.
“Sin embargo, nos hemos beneficiado enormemente de la digitalización, que ha reducido las barreras para nuestros estudios. Es más fácil obtener fotografías digitales de alta definición de huesos oraculares de institutos y personas de todo el mundo”, agregó.
El formulario de candidatura de nominación presentado al programa Memoria del Mundo de la UNESCO en 2016 decía que los huesos oraculares estaban esparcidos por todo el mundo en las colecciones de más de 100 institutos.
Un área fundamental que a los investigadores les gustaría mejorar es la entrega de imágenes de piezas de huesos oraculares con inscripciones por parte de más coleccionistas e instituciones, ya que forman la base del estudio. Algunas instituciones, como la Biblioteca Británica, están haciendo un gran trabajo, dijo el equipo, pero aún faltan localizar entre 70.000 y 80.000 piezas.