Cada noviembre, Shanghai se convierte en un epicentro global. La Exposición Internacional de Importaciones de China (CIIE, por sus siglas en inglés) llena de energía, ideas y voces provenientes de todo el mundo el Centro Nacional de Exposiciones y Convenciones (Shanghai), recinto cuya forma evoca la de un trébol de cuatro hojas.

En medio del bullicio, son las personas vestidas de rojo brillante quienes establecen el tono con discreción. Se desplazan con determinación por las entradas, los pasillos y los estands, respondiendo preguntas, guiando a la multitud y ofreciendo sonrisas tranquilas y seguras a medida que avanzan.

Conocidos cariñosamente como las "pequeñas hojas", estos voluntarios encarnan el espíritu acogedor de la exposición. La CIIE de este año convocó a 3.865 "pequeñas hojas", entre las cuales se encontraban 114 voluntarios de gestión a largo plazo y 3.668 voluntarios para el período del evento.

Más que simples ayudantes, a menudo son el primer saludo —y el recuerdo inolvidable— que los visitantes se llevan consigo al regresar a casa.

Una pequeña ventana con un gran corazón

A las 6 a.m. del 7 de noviembre, Sun Yiyang, una estudiante de tercer año de la Escuela de Aduanas de Shanghai, ya estaba despierta y preparada para su turno.

Para ella, tanto la apariencia como la actitud son igualmente importantes. "Mi imagen también representa la imagen de la juventud china", afirmó. "Por eso cada día me aseguro de dar lo mejor de mí misma".

Unos días antes, Sun ayudó a un expositor sudafricano a recuperar una maleta perdida en el aeropuerto internacional de Pudong. Renunció a su tiempo de descanso para consolar al visitante, se puso en contacto con el aeropuerto y con la aerolínea, y además le habló al expositor sobre los lugares para visitar y las actividades para hacer en Shanghai.

Gracias a la formación brindada por la Oficina de Asuntos Exteriores del Gobierno Municipal de Shanghai, que incluye la respuesta a emergencias y la información local, ella supo exactamente cómo manejar la situación.

Más tarde, el expositor envió una nota de agradecimiento escrita a mano, en la que elogiaba la "calidez del servicio chino".

Sun sonrió al recordar aquella historia. "No fue nada del otro mundo", dijo. "Simplemente hacemos todo lo posible cuando alguien necesita ayuda".

La primera sonrisa en la puerta

Para Tang Kebei, estudiante de último año de la Universidad Normal del Este de China y una "pequeña hoja" que regresó este año, la feria trajo consigo nuevas responsabilidades.

Su puesto se encontraba en el punto de información de la plaza oeste, una de las entradas más transitadas de la exposición.

"Nuestro punto de servicio se encuentra fuera del recinto principal, justo al lado de la entrada del metro", explicó Tang. "Para muchos visitantes, es la primera parada cuando llegan a la exposición. Por eso nos aseguramos de recibir a todos con profesionalismo y cordialidad".

Recordó a un grupo de visitantes extranjeros que no habían realizado reserva previa y no pudieron ingresar inmediatamente al predio. Al ver su decepción, Tang intervino para explicarles la situación, coordinar y traducir.

"Podía sentir su ansiedad", dijo. "Solo quería que notaran lo amables y profesionales que somos".

​Una banda venezolana se toma una selfi grupal con una "pequeña hoja" durante la VIII CIIE. [Foto/VCG]

Creciendo juntos

A lo largo de la exposición, miles de "pequeñas hojas" llevaron su entusiasmo y su sentido de propósito hacia el escenario mundial.

A través de su experiencia en la CIIE, ellos fortalecen sus habilidades de trabajo en equipo y de comunicación, y al mismo tiempo adquieren una visión más amplia del mundo y de su papel en él.

La CIIE se ha convertido en un lugar donde el mundo conoce a una generación vibrante de jóvenes chinos, y donde ellos, a su vez, descubren horizontes más amplios y mayores posibilidades para el futuro.

Fuente: Diario Jiefang